El sarro es la presencia de manchas amarillentas-marrones en los dientes, debido a los alimentos depositados a lo largo del tiempo. El tabaco y el café son las principales causas de este antiestético problema. Veamos remedios naturales y posibles tratamientos.
El sarro es una acumulación amarillenta compuesta por sales minerales, residuos de alimentos y otras sustancias de desecho que promueven el crecimiento de bacterias. Tiene una textura áspera al tacto y se presenta en forma de manchas difíciles de eliminar. Si no se elimina, estimula la liberación de sustancias ácidas y el crecimiento de bacterias que dañan el esmalte, causando caries e infecciones bucales.
Para eliminarlo, se pueden utilizar algunos remedios naturales sin tener que acudir al dentista. Los clavos de olor vertidos en una taza de agua hirviendo y dejados en infusión durante 20 minutos son un excelente remedio. Lo mismo ocurre con el aceite de mostaza, que si se aplica en los dientes y encías facilita la eliminación del sarro, los residuos de alimentos y las bacterias que viven en la superficie de los dientes.

Al combinar las propiedades antibacterianas del aloe vera con un poco de limón y glicerina vegetal, obtenemos una pasta capaz de eliminar el sarro. Lo mismo ocurre con los enjuagues bucales de agua y sal, que son uno de los remedios tradicionales contra el sarro, las bacterias y el mal aliento.
Aquí está por qué se forma el sarro
El sarro puede adquirir otros colores según los pigmentos que entren en contacto con la cavidad oral (provenientes del tabaco, algunos alimentos como el café o enjuagues bucales). Al igual que la placa, se puede dividir en SUPRAGINGIVAL, si se forma por encima del margen de las encías o SUBGINGIVAL, no visible a simple vista porque se encuentra dentro del surco de las encías. Hay algunos factores que facilitan la acumulación de sarro: higiene diaria deficiente o apresurada.

Conformación de los arcos dentales: si los dientes no tienen la posición adecuada o están excesivamente apiñados, e incluso superpuestos. El sarro se acumula principalmente en la zona lingual de los incisivos inferiores y en las superficies vestibulares (hacia las mejillas) de los molares superiores, donde desembocan las glándulas salivales.
El sarro, al estar compuesto por sales minerales, tiene una superficie rugosa que facilita la colonización por parte de bacterias. La placa bacteriana puede causar caries, dolor de dientes y abscesos, y además puede causar inflamación de las encías, la gingivitis, que se manifiesta con hinchazón, enrojecimiento y sangrado de las encías. Esta última, si no se trata a tiempo, puede evolucionar en una periodontitis y, en los casos más graves, en la pérdida de los dientes.